jueves, 12 de febrero de 2015

Me debato entre corazones, entre aguas a veces tan tormentosas otras tan calmas, me llenan y me vacían en cuestión de horas. Navego sin temor sintiendo cada roce de las piedras y escucho la furia y la grandeza cuando choco con cada orilla, tan diferentes, tan hermosamente tentadoras a su manera, tan inciertas y prometedoras.

Un lado es paz, es acogedor, es prometedor, lo observo y me siento cómoda, me siento en mi lugar feliz, sin embargo está tan inalcanzable, detrás de piedras filosas. La otra orilla es alegre, intensa, me atrae con un canto de sirenas, pero en el fondo se divisa un bosque oscuro que me da inseguridad.

En un momento el cauce parece que me va a permitir alcanzar un lado u otro del río y sin embargo para el único lugar que me arrastra es hacia adelante.